Xalapa, Veracruz, México, a lunes 20 de mayo de 2024

Las artesanas del barro de Santa María Tatetla

Las artesanas del barro de Santa María Tatetla

Inés Tabal, 11 de noviembre de 2020

Veracruz, Ver.- Dos horas de trayecto y un camino de terracería rodeado por verdes montañas, esconden en sus entrañas a una pequeña localidad dedicada a la alfarería.

Ubicada a 122 kilómetros del puerto de Veracruz se encuentra Santa María Tatetla, cuna de las últimas artesanas de barro de la región, oficio que se niega a extinguirse pese al Covid y las bajas ventas que el virus causó. 

En su casa y taller, doña Concepción y sus hijas crean infinidad de figuras que adornan los aparadores de las casas veracruzanas. 

Con más de 60 años en el oficio, doña Concepción, les ha enseñado el amor por este arte para que mantengan viva la tradición. 

Pero el proceso no es tan simple, para conseguir la materia prima con la que se realizarán los cerditos, venados, molcajetes y demás juguetes, se tiene que conseguir el barro. 

Esa es la tarea de los hombres de la comunidad quienes con machete, pico y azadón en mano se dirigen al lugar donde yace el producto, conocido por los pobladores como “el barrial”. 

Una vez conseguido el barro lo ponen a secar al sol, después a remojar para que tome la consistencia para ser moldeado por las manos mágicas de Concepción, María Luisa, Félix e Isidora. 

Después de moldear y crear viene el último paso. La cocción, cuyo proceso tarda un día y una noche dentro del horno de piedra, ese trabajo lo realiza Isidora. 

Aunque el valor de estas piezas no es reconocido por muchas personas, aún existen compradores que retribuyen el esfuerzo con que el que estas mujeres elaboran cada artesanía. 

Debido a lo laborioso que es el trabajo y al escaso valor que las personas le dan, los artesanos no pueden dedicarse de tiempo completo a este oficio, razón por la que las nuevas generaciones han perdido el interés en esta técnica ancestral.

La artesanía de barro en Santa María Tatetla está sorteando un desafío más para mantenerse viva, por lo que las artesanas coinciden en la necesidad de contar con una casa de cultura que reciba apoyos para enseñar a las nuevas generaciones el amor por este arte.