La maternidad en tiempos de pandemia

Maythe Morales, 10 de mayo de 2021

Coatzacoalcos, Ver.- Rosa Icela Zurita de la Cruz es enfermera y cubre el turno nocturno en el Hospital General de Zona número 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social. Durante la emergencia sanitaria fue asignada al Módulo de Enfermedades Respiratorias, área a la que eran canalizados los pacientes COVID-19.

Zurita de la Cruz, es madre de dos menores en edad escolar y como el resto de sus compañeras, cada día dedica sus mañanas a su familia para compatibilizar la vida profesional con la personal.

Rosa Icela está casada con Antonio Juárez Nieves, quien también se desempeña como enfermero intensivista dentro del hospital y quien contrajo la COVID 19, enfermedad que lo llevó a estar en cuarentena.

“Cuando empezó lo del Covid yo estuve trabajando, mi esposo trabajaba en las mañanas yo trabaja en las noches, después de un mes el empezó con los Síntomas, en un principio no imaginamos que fuera a ser Covid, ya después cuando a él se le confirmó la enfermedad lo tuvimos que aislar acá en la casa y yo continúe trabajando en las noches”.

Zurita de la Cruz, vio incrementada sus labores diarias para poder cuidar de su esposo e hijas con el mismo amor y dedicación que lo hace con cada uno de los pacientes que de forma diaria atiende en el nosocomio, sin imaginar, que más adelante la o misma la iba a recompensar.

Tras haber superado la Covid-19 y quedar con algunas secuelas como fibrosis pulmonar Juárez Nieves, afirma estar casado con una mujer maravillosa, quien no solo se ha preparado académicamente de manera ardua para poder brindar atención y cuidado a los enfermos y poder a la vez poder cuidar de sus dos hijas a quienes ayuda y apoya con sus tareas diarias ante la nueva modalidad de educación a distancia.

“La familia ha cambiado mucho, anteriormente la mujer era la que se quedaba en casa y el marido era quien tenía que salir, en la actualidad las mujeres ya son parte de nuestro apoyo en lo a nivel económico, si ellas nos aportan a nivel económico, porque nosotros no podemos ayudar apoyándose en cosas de la casa, con la educación de los hijos”.

Rosa Icela y Antonio esperan a su tercera hija, luego de 10 años de haber abandonado los pañales y biberones, lo que describen como un milagro, ya que por un momento pensaron que una de las peores tragedias ocurriría en su hogar.