Xalapa, Veracruz, México, a sábado 06 de diciembre de 2025

¿Veracruzano?, ¿qué tanto sabe de son jarocho?

¿Veracruzano?, ¿qué tanto sabe de son jarocho?

Agencia de Noticias RTV, 12 de julio de 2025

Xalapa, Ver.- El son jarocho es sin duda uno de los elementos de identidad de la cultura veracruzana. Desde fuera de la entidad parece que el son jarocho es uno solo, pero no es exactamente así.

Hacia los años cuarenta el son jarocho tradicional emigró al centro del país, concretamente a la Ciudad de México y adquirió características que lo hicieran reconocible para un público que consumía muchos géneros. La vestimenta que se impuso fue el traje de jarocha blanco para las mujeres; pantalón y guayabera blancos con un paliacate rojo y sombrero para los hombres. Se dio en denominar a este son “blanco”. En algunos contextos, este nombre tiene un dejo de aceptación limitada si no es que incluso algo despectivo. Su éxito fuera de Veracruz fue irrebatible.

El son jarocho, de origen rural, estaba en declive y cerca del olvido hacia los años sesenta. Surgió entonces un movimiento ciudadano, es decir, no impulsado desde la esfera gubernamental, de reivindicación de esta música. A este impulso de diversos grupos se le conoce como movimiento jaranero. Treinta años después del auge del son blanco nació el movimiento jaranero

Con el movimiento jaranero se regresó a escuchar a los músicos tradicionales, los instrumentos originales, el sonido rural (aunque nunca se logró exactamente esto) pues los sonidos cambian por el contexto. Incluso la vestimenta de las mujeres bailadoras se modificó hacia algo parecido a un atuendo campesino.

El movimiento jaranero ganó espacios en el ámbito cultural y se siguió cultivando en la vida cotidiana de las comunidades de Veracruz, especialmente en la zona sur. Son comunes los fandangos en plazas públicas y en casas, en festivales y ahora se han ganado un espacio en las escuelas. Dentro del estado la presencia de jaranas, requintos, leonas, panderos y hasta uno que otro contrabajo son familiares.

El son blanco por su parte, también tiene su público, los escenarios de teatros y las instituciones son su ámbito natural, pero también está en las escuelas, en las calles y hasta compite en número de participantes en el jarochódromo.

Estas dos vertientes son parte del sonjarocho, aunque no sean las únicas. Diferentes pero ambas lo son. Como si fuera una familia, conviven, con acuerdos y desacuerdos, pero conviven, y, sin duda, llenan el gusto de muchas audiencias.