Ventriloquía: un oficio para entretener que va muriendo
Fanny Rovel, 12 de septiembre de 2025
Veracruz, Ver.- Con su inseparable marioneta Simón, José Benítez, conocido como “Payasito Llaverito”, ha recorrido en camiones las calles del puerto de Veracruz durante más de 20 años. Es uno de los pocos ventrílocuos que quedan en la ciudad. Diariamente, desde las 10 de la mañana hasta las ocho de la noche, busca provocar sonrisas.
“De pequeño me llamó la atención porque aquí en el puerto de Veracruz antes estaban los muñequitos titinos. Y desde ahí pues me llamó la atención. Yo decía, ‘Cuando yo sea grande quiero tener un muñeco’. Y ahora no tengo uno, tengo cuatro”.
Comenzó como payaso a los 15 años, inspirado por sus hermanos. Afirma que la tradición de ventriloquía y payasería se ha ido perdiendo, pues antes la gente prestaba mayor atención a estos espectáculos.
“Antes no había tanta tecnología, nos ponían mucha más atención. Ahora la gente va en el carro con el celular, ya van en otro rollo. Pero nosotros tratamos de sacarles una sonrisa.” dice el ventrílocuo José Luis.
A pesar de las dificultades, representa la preservación de esta actividad que tanto atesora. Relató que incluso aprendió a construir sus propios muñecos.
“En San Martín de San Lucas, allá lo compré a él, antes él era de los clásicos de antes de papel y cartón. Sí, en un tiempo anduve trabajando con él así y con el tiempo ya se había deteriorado y dije, no, pues ya no, ya lo voy a tirar. Un señor me dice, ‘-Oye, ¿y tu muñeco? -Le digo, ‘No, pues ya lo voy a tirar y dice -No, tráemelo. -¿Cómo? -Sí, tráemelo, yo lo voy a arreglar”. Entonces, él lo arregló y lo hizo de fibra de vidrio. Sí, y ahí me enseñó él a hacer los muñecos. Ahora nosotros hacemos los muñecos.” “Y yo a veces he querido tirar la toalla, pero dije, ‘no, o sea, mi profesión y mi profesión y hasta que Dios diga» relató el ventrílocuo.
Su ingreso diario disminuyó y ahora ronda entre 150 y 200 pesos al día, insuficiente para sostener a su familia. Aun así, aseguró que seguirá proyectando su voz a través de personajes mientras pueda, para mantener viva esta forma de entretenimiento. Así que, si lo ve por las calles, regálele una moneda o una sonrisa.
