
Trump y los popotes
Francisco Reyes, 7 de marzo de 2025
Xalapa, Ver.- – ¿Me das un popote, por favor?
– ¿Un qué? ¿Te refieres a una pajita, pitillo, pajilla, calimete, bombilla, sorbete, bombita, cañita, paja, carrizo o un straw?
Llama mucho la atención y es al mismo tiempo divertido saber que algo tan simple como un popote -para los mexicanos-, tiene diferentes nombres en otros países.
En República Dominicana es calimete; Colombia y Venezuela, pitillo; Argentina, sorbete; Chile, Bolivia, Uruguay y Paraguay, bombilla; Panamá, carrizo; Filipinas, paja; Perú, cañita; El Salvador, Honduras, Guatemala y Costa Rica, pajilla; y en Estados Unidos, straw.
El tema de los popotes viene al caso porque de acuerdo con información del grupo activista Straws Turtle Island Restoration Network, en Estados Unidos se usan más de 390 millones de popotes de plástico diariamente, los cuales después de su uso tardarán cerca de 200 años en descomponerse, lo que implica una gravísima contaminación para el planeta.
Pues bien, dentro de toda la vorágine informativa que generó la llegada de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos -migración, aranceles, seguridad, etcétera-, hubo un tema al cual casi no se le dio importancia pero que para el mandatario estadounidense sí fue prioritario: usar más popotes de plástico que de papel.
Sí, aunque parezca raro, dentro de sus primeras acciones, el presidente Trump firmó una orden ejecutiva para prohibir el uso de popotes de papel en todo Estados Unidos, argumentando que no funcionan ni duran mucho, por lo que ahora los consumidores utilizarán únicamente los de plástico.
La medida se aplicará inicialmente en todas las oficinas federales que ya no podrán comprar los popotes de papel y se vigilará que ya no se proporcionen en sus instalaciones.
Dicha orden también va en contra de una medida que había dictado el expresidente Joe Biden para eliminar en forma gradual hasta el 2035, todos los utensilios de plástico de un solo uso que se utizan en las oficinas federales, embajadas o los parques nacionales que están a cargo del gobierno.
La orden ejecutiva emitida por Trump argumenta que los popotes de papel no son funcionales porque utilizan químicos que pueden conllevar riesgos para la salud humana, además de que son más caros de producir ya que cada popote de papel viene en una bolsita de plástico que debilita el argumento ambiental de cuidar el planeta.