Xalapa, Veracruz, México, a jueves 18 de diciembre de 2025

Madre, esposa y taxista

, 10 de mayo de 2016

Coatzacoalcos, Ver., 10 de mayo de 2016.- Doña Ivania es una de las más de cien taxistas que diariamente recorren la ciudad de Coatzacoalcos. A diferencia de muchos choferes, combina la maternidad con los pedales.

Sus clientes se refieren a ella como señorita, señora o doñita. A todos les brinda una sonrisa de bienvenida y despedida.

A sus 36 años, Ivania es una de las pocas mujeres que conducen un taxi en la ciudad. Lleva más de un año y su labor le ha servido para ayudar a su esposo en el sustento de la familia.

“Tengo a mis hijos pequeños en la primaria. Tenía que ver el modo de cubrir el espacio con ellos en las escuelas y juntas y todo lo que conlleva. La única forma donde podría disponer de mi tiempo para atender a mis hijos es trabajando en el taxi”, explicó.

Conducir es parte de sus sueños desde pequeña. Le encanta manejar, aunque ello implique enfrentar algunos insultos:

“Me regañan o me dicen; pero yo prefiero echarme la culpa aunque no la tenga, con eso no me pasa nada, siempre te enfrentas a eso o a esquivar golpes porque hay jóvenes locos que ni siquiera saben manejar”.

Desde pequeña le enseñaron a trabajar y no depender de un hombre. Cuando se decide formar una familia a lado de su esposo, le significó un reto, ya que a su marido no le agradaba mucho la idea de que trabajara.

A bordo de su unidad del servicio público, Ivania cuenta que ser madre, esposa y chofer no es nada fácil, pero tampoco complicado; el amor a su familia es su motor que le ayuda a levantarse todos los días:

“Me levanto como a las 5:30 hago lonche que llevarán mis hijos, dejo echas las aguas y me voy a dejar a mi hijo a la preparatoria, de ahí me pongo a trabajar, y de ahí le paro hasta las once”.

Tiene tres hijos de edades diferentes, para todos tiene tiempo de jugar, enseñar y cuidarlos. A pesar de regresar cansada del trabajo, una sonrisa de cualquiera de sus hijos le cambia el estado de ánimo.

No todo es color de rosa, hace un par de años la vida le puso uno de los mayores retos al enfrentar una complicación en el apéndice.

Se siente orgullosa de lo que ha logrado como esposa, madre, amiga y servidora de la sociedad al frente del volante. Es ejemplo de esfuerzo, dedicación, pero sobre todo de amor.