Xalapa, Veracruz, México, a jueves 19 de junio de 2025

Construcción del arco a María Magdalena, una tradición xiqueña de más de 200 años

Construcción del arco a María Magdalena, una tradición xiqueña de más de 200 años

, 16 de julio de 2013

Xico, Ver., 16 de julio de 2013.- Los xiqueños viven, transmiten e impulsan una tradición centenaria que se remonta a mediados del siglo XVI: las fiestas en honor a María Magdalena, patrona del pueblo, y una de las actividades que por más de 200 años ha congregado a muchas familias es la construcción del arco que adornará la entrada de la iglesia, en la que algunos pobladores han participado durante poco más de 70 años.

Es el caso de don Antonio López Maldonado, quien desde hace 71 años presta sus manos para construir año con año el arco; él recordó que a los 14 inició esta labor, y aunque se vio obligado a faltar por un tiempo, a sus 91 años sigue acudiendo para elaborar esta ofrenda.

Dijo que cuando era joven dejaba su trabajo en el campo para hacer la ofrenda, y rememoró que trabajó bajo las órdenes de seis maestros, todos amables y siempre respetuosos; también reconoció que los arcos actuales son más bonitos y más elaborados. “Yo le enseñé a mis hijos para que no se acabe esta tradición. Somos profesores de los jóvenes y niños para que no se pierda esta costumbre”.

Manuel Guevara Salazar es el maestro constructor de esta ofrenda, desde hace 17 años dirige la elaboración del arco dedicado a María Magdalena, aunque tiene 25 de experiencia en estos trabajos.

Este vecino de Xico es el diseñador del proyecto; después de varios días de trabajo decidió presentar ante el consejo parroquial este arco, que representa un homenaje al Año de la Fe, que celebra la iglesia católica.

La estructura de la ofrenda floral consta de dos largueros de quince metros de alto y cinco metros de ancho; está forjado con madera, bejuco de uva y de coyuyo y se adorna con flor de cucharita. El 20 de junio más de 150 personas levantarán la ofrenda, acompañadas de unas cinco mil más.

Guevara Salazar explicó que cada dibujo tiene un significado. En la parte alta estará la cruz, que simboliza la fe, sigue la aureola o diadema de María Magdalena, que depositan los xiqueños como una ofrenda artesanal.

Abajo está Dios Padre, que reina en todo el universo; después se encuentra el ornamento dedicado a Jesús. Más cerca del arco está la paloma, que representa al Espíritu Santo, que otorgó del don de las lenguas a los apóstoles.

Le sigue la Puerta de la Fe, agregó, que nos reúne a todos y representa a la iglesia de Jesucristo, “porque desde el momento en que entramos somos bautizados y católicos”. En este punto el arco estará adornado por 25 flores, que forman el ornamento del pórtico del templo.

Aseveró que “confeccionar la ofrenda es importante porque significa que el pueblo ya está de fiesta; desde hace meses trabajamos junto con los mayordomos para dar un regalo digno a nuestra santa patrona. Cualquiera puede acercarse a depositar una cucharita, clavar un madero de la estructura o forjar el bejuco”.

Comentó que comenzó “con 30 personas y hoy hay más de 100 voluntarios. No recibimos ningún pago, lo más importante es la fe que tenemos en María Magdalena y por eso realizamos este regalo”.

Del mismo modo, Antonio Francisco Yobal, de 82 años, acude desde hace 15 como voluntario para ayudar a la construcción del arco. “De joven me hubiese gustado venir pero tenía otros compromisos, ahora ya me retiré y puedo venir a ofrecer mi trabajo”, expresó, al tiempo que recordó que cuando comenzó el trabajo era diferente, se amarraba con pita, una hilaza extraída de las hojas de agave y, ahora, todo se hace con cordel.

Reciben al visitante con una morita y alegría

La elaboración del arco es uno de los múltiples preparativos para el gran festejo en honor a María Magdalena. “El día de la fiesta al visitante se le recibe con una morita y alegría. Las familias esperan a sus amistades para celebrar; la tradición es darles de comer e invitarlos a la xiqueñada”, explicó Rafael Suárez Moreno, vecino de Xico que cada año asiste a esta conmemoración.

“Ese día se invita tanto a conocidos como a desconocidos, no hay distinción de personas”, dijo, y agregó que la comida típica es el mole, los chiles rellenos de picadillo de res, verdes o chipotles y, para beber, la morita, el verde o los toritos de diferentes sabores.

Aunque ahora está más apartado de las fiestas, porque es propietario del restaurante El Texar, su familia siempre ha sido partícipe. “Mis padres han sido mayordomos. Los mayordomos tienen un compromiso durante tres años para dar de comer a las personas que trabajan para organizar la fiesta. Ellos lo hicieron con mucha alegría, sin importar algún costo, como lo hacen todos”.