Tsakatkiwi, el árbol cósmico
, 23 de agosto de 2016
Xalapa, Ver., 23 de agosto de 2016.- El palo volador (tsakatkiwi), elemento clave en la cultura totonaca está en peligro de extinción, por lo que en Papantla se realizan diferentes esfuerzos para conservarlo.
El origen
En el día señalado, cuando el sol estaba muy cerca de la tierra los cinco elegidos subieron hasta la cima del árbol. Uno de ellos se colocó en el centro y entabló comunicación divina entre la tierra y el cielo. Los otros cuatro descendieron marcando las direcciones de la tierra y plantaron la nueva semilla que daría felicidad al pueblo totonaca.
Los totonacas son un pueblo indígena mesoamericano que habita en la zona norte el estado de Veracruz, en México.
Uno de sus principales centros ceremoniales se ubica en Papantla, zona en la que empezaron a construir grandes pirámides y en la que floreció la arquitectura, escultura y cerámica, dando origen a la imponente ciudad de Tajín (Ciudad del trueno) que se convirtió en la cabecera del Totonacapan (la tierra de los tres corazones) cuya época de esplendor data del 300 hasta el 1200 D.C.
Una de sus máximas expresiones culturales es la ceremonia ritual de los voladores, cuyo origen se sitúa en el año 600 A. C. y se asocia con el culto solar, los ciclos agrícolas, las lluvias y la fertilidad.
Quienes la practican son hombres que literalmente surcan el cielo al dar 52 vueltas que representan el antiguo calendario cósmico mesoamericano de la renovación del fuego.
Mezclan la música, danza y vestimenta convirtiéndose en un símbolo de identidad para las comunidades. El ritual de voladores es un patrimonio vivo cuya práctica es permanente.
El árbol cósmico
Uno de los elementos vitales e imprescindible para la ceremonia ritual de voladores es el tsakatkiwi (palo volador), un árbol cósmico, ancestral y endémico de esta región.
Para los totonacas es de suma importancia, ya que es el vínculo con el sol, la deidad superior.
Corte, arrastre y siembra
Antes de la ejecución del vuelo, los totonacas demuestran su relación existente con la naturaleza a través del proceso de corte, arrastre y siembra del palo volador que anuncia el período fértil.
El guía espiritual dirige la búsqueda del árbol más alto y fuerte. Se presenta una ofrenda para pedir perdón a Kiwikgolo, dios del monte porque se sacrificará a un ser vivo.
Se dan cuatro hachazos para iniciar el son del perdón. Terminada la danza se retiran para proceder al corte definitivo. Una vez que el árbol se encuentra en el suelo se le hace un corte en la parte mayor para ajustar la cuerda y llevar a cabo el arrastre, en el que participan más de 200 hombres que lo transportarán hasta el lugar en que se enterrará. No puede faltar el ritmo del tambor y el sonido de la flauta. Se cree que si en el trayecto se cruzan con una mujer, el árbol pierde sus energías espirituales.
Antes de enterrarlo, se le viste con bejucos para formar las escalerillas por donde subirán los voladores.
Para consagrarse a los dioses y protegerse de cualquier peligro se introduce una gallina negra en un hoyo cavado previamente y se vierte una botella de aguardiente.
Antes de iniciar el vuelo, alrededor del palo de efectúa una danza para invocar a la deidad del viento, pidiendo perdón y protección.
En peligro
El tsakatkiwi alcanza de 15 a 24 metros de altura a los 40 años, cuando está en edad madura.
Su situación es crítica, ya que está en peligro de extinción. Este árbol totonaca cuyo nombre científico es zuelania guidonia ya es difícil de encontrar. Para ello se deben recorrer distancias largas y recónditas y se haya uno que otro ejemplar. La destrucción de la cobertura vegetal propició la degradación de la selva tropical en el norte de Veracruz y la actividad de extracción petrolera, el reemplazo de la agricultura diversificada y la ganadería extensiva provocaron que el emblemático árbol desapareciera.
Cada vez se ven más postes de metal en comunidades totonacas para realizar este ritual, mismas que rompen por completo con la tradición original del palo volador.
Los danzantes se colocan su vestimenta que refleja los valores y la cosmovisión indígena, entiende perfectamente que para un volador es un compromiso preservar los elementos naturales que se utilizan en el ritual.
Acción académica
Ante su preocupante situación, la diversificación biológica del Totonacapan ha sido el motivo para que investigadores del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comenzaran un proyecto de recuperación de la vegetación asociada a la especie del palo volador, con la participación de las comunidades locales a fin de salvaguardar su herencia cultural.
Con un trabajo arduo en laboratorio, los expertos han desarrollado plántulas resistentes, además de recuperar especies vegetales que le proporcionan soporte, humedad y las condiciones ecológicas y ambientales necesarias para su desarrollo.
Plan de salvaguardia
El 30 de septiembre de 2009 la ceremonia ritual de los voladores fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Por tal razón se redactó un documento rector denominado “Plan de Salvaguardia”, una guía de acciones para regenerar y difundir dicho ritual, en el cual hay un compromiso de preservar los elementos naturales como bejucos, flores, semillas y frutas, además programas de reforestación del palo volador y plantas asociadas a la ceremonia y la construcción de viveros.
Proyecto sustentable
La comunidad totonaca de San Antonio Ojital es un ejemplo de preservación de los recursos naturales, gracias a proyectos de desarrollo comunitario con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, además de la academia.
Los niños se han sumado al participar en talleres de educación ambiental para conocer y entender la importancia de su entorno. Además se creó un proyecto ecoturístico que tiene un valor sustentable, puesto que se trata de un sendero interpretativo que muestra la biodiversidad totonaca, donde se ha reforestado con palo volador además de especies nativas de la región.
Un conocimiento ancestral intacto al recorrerlo y que al mismo tiempo protege un elemento biocultural como este árbol. Los habitantes se benefician como fuente de ingreso y calidad de vida.
La ceremonia ritual de voladores ha llegado hasta nuestros días debido al resguardo de los propios practicantes. Gracias a la participación de las comunidades, la academia y diversos sectores se ha fomentado la protección y conservación de los bienes naturales y culturales de los totonacas, como lo es el tsakatkiwi que seguirá siendo un árbol cósmico, parte indispensable de la identidad indígena.