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Prevenir la obesidad permitiría evitar 55 mil muertes anuales

Prevenir la obesidad permitiría evitar 55 mil muertes anuales

Excélsior, 27 de mayo de 2014

Prevenir la obesidad en México, que es el país de la OCDE con mayor proporción de población con sobrepeso (más del 70 por ciento) permitiría evitar 55 mil muertes anuales, según un informe publicado hoy, que analiza qué medidas tendrían un mayor efecto de ahorro en el gasto sanitario.

Los programas de prevención individual podrían impedir hasta 47 mil muertes por enfermedades crónicas, lo que unido a una estrategia integral podría llevar la cifra hasta esas 55 mil, según las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

55 milmuertes anuales por obesidad se podrían prevenir.

La organización sostiene que la mayoría de esos dispositivos costarían menos de 3 mil 500 millones de pesos (unos 270 millones de dólares) y ahorrarían una cantidad superior en gastos sanitarios.

Así, lo más rentable en términos financieros serían medidas fiscales: con una inversión de 37 millones de pesos se podrían recuperar mil 782 millones.

El etiquetado alimentario exigiría poner 443 millones de pesos, con un beneficio de 831 millones; la autorregulación de la publicidad alimentaria, 8 millones y 93 millones, respectivamente; las campañas en medios de comunicación, 864 millones y 734 millones, y la regulación de la publicidad alimentaria, 183 millones y 115 millones.

La relación costo-beneficio económico pasaría a ser negativa con intervenciones en las escuelas (mil 595 millones de pesos de inversión para un ahorro de 623 millones) o con intervenciones en el trabajo (3.362 millones y 972 millones).

La organización reconoció que la factura se dispararía si se recurriera al asesoramiento individual por los médicos, que costaría 9 mil 071 millones de pesos, cuando sólo ahorraría 601 millones.

Más caro todavía sería una asistencia médica personal por especialistas en dietas, en concreto 19 mil 256 millones de pesos, para un ahorro de 3 mil 890 millones.

En cualquier caso, la OCDE aseguró que todos los programas de prevención examinados serían rentables a largo plazo, si se tiene en cuenta que con los estándares internacionales se estima que cada año de vida ganado en buena salud tiene un valor monetario de unos 640 mil pesos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles, un 32 por ciento de los mexicanos adultos son obesos, un nivel que en la OCDE sólo supera Estados Unidos, con un 36.5 por ciento.

Desde el año 2000, esa tasa aumentó de forma constante, y lo mismo ocurrió con la de la proporción en sobrepeso, con más de cinco puntos porcentuales suplementarios, hasta superar el 70 por ciento.

El secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, insistió: «No podemos financiar las consecuencias económicas y sociales de tener a más de la mitad de la población con sobrepeso u obesidad».

México ha demostrado que es posible tomar medidas contundentes para hacer frente a esta epidemia», lo que supone «un buen ejemplo para países que afrontan un desafío similar», añadió Gurría en un comunicado.

La organización recordó que se está implementando «una estrategia de amplio alcance» que incluye acciones para elevar la conciencia pública, mejorar la atención médica, regular el etiquetado y la publicidad de alimentos para niños, así como gravar alimentos y bebidas potencialmente dañinas para la salud.

Una alusión directa al «impuesto sobre el refresco y la comida chatarra (basura)» que sigue el ejemplo de países como Dinamarca, Finlandia, Francia y Hungría, donde tasas similares han permitido reducir el consumo de esos productos.

Igualmente, hizo referencia a la información en las etiquetas del contenido, en las que es obligatorio precisar las calorías por porción y por producto.

En cuanto a la regulación de la publicidad dirigida a los niños, según la OCDE ha demostrado ser «una estrategia eficiente tanto en impacto como en costos».

La estrategia mexicana de restringir la publicidad dirigida a los niños según la hora del día será probablemente más fácil de poner en práctica que un enfoque para regular el contenido de los programas», concluyó.