Neurobioquímica del amor dura tres años: IMSS
Viridiana de la Rosa, 14 de febrero de 2018
Coatzacoalcos, Ver.- En el marco del Día del Amor y la Amistad, el coordinador de medicina interna del Hospital General de Zona No. 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), David Martínez Hernández, explicó a través de un comunicado que el enamoramiento es un conjunto de sentimientos o emociones que se dan por una cascada de neurotransmisores ocasionando química cerebral, de tal forma que el sentimiento tiene su origen en el cerebro y no en el corazón, como es la creencia de la población.
«Es algo muy hermoso difícil de describir, siempre pienso en ella cuando estoy en el trabajo, cuando la veo siento maripositas en el estómago» expresó Francisco Jerónimo.
«Me pongo algo nervioso al verla, se me juntan las palabras y no se decir lo que siento, me siento otra persona» Daniel Martínez Pineda.
Y es que la corteza cerebral mandar a través del hipotálamo estímulos hacía varias glándulas como las suprarrenales, que al recibir el estímulo por la atracción hacía otra persona, producen sustancias como la adrenalina y la noradrenalina provocando nerviosismo, cambio en el ritmo cardíaco e incluso tartamudeo.
Otra sustancia que produce el cerebro es la llamada droga del amor (feniletilamina), esta sustancia provoca que se eleve la producción de dopamina, de tal forma que se produce una neurobioquimica; en tanto la dopamina, es la que ocasiona bienestar, alegría, al compartir con la pareja, asimismo el deseo de no separarse ni un momento de la persona.
«Sientes que esa persona con la que estás es tu mundo, llena tu corazón y tu vida, se siente uno feliz» mencionó Beatriz Morales.
«Me enamora su belleza, todo de ella, me pongo nervioso» expresó Josè Francisco Luna.
La neurobioquímica del amor dura tres años en promedio, más adelante es la etapa de estabilidad en la pareja que se va consolidando poco a poco, de ahí que hay relaciones que duran muchos años. O de lo contrario, aquellas que terminan cuando se les acaba la «química».
