Hace cien años nació Juan Rulfo

Fermín Ramírez, 16 de mayo de 2017

Ciudad de México, 16 de mayo de 2017.- Juan Rulfo es una enorme presencia en la literatura mexicana que se agiganta en el primer centenario de su nacimiento, ocurrido el 16 de mayo de 1917 en Sayula, Jalisco.

Luego de una infancia marcada por la orfandad, a los 16 años Juan Rulfo intentó ingresar en la Universidad de Guadalajara, pero una huelga estudiantil que duró año y medio, se lo impidió.

 En la capital jalisciense publicó sus primeros textos y poco después se trasladó a la ciudad de México que se convirtió en su residencia regular.

 Intentó entrar nuevamente a la universidad, para estudiar en la Facultad de Derecho, pero fracasó en los exámenes de ingreso y se vio obligado a buscar empleo.

 Trabajó en la Secretaría de Gobernación, como agente de migración, primero en la capital y luego en Tampico y Guadalajara. En esta etapa de su vida entró en contacto con indígenas de diversas regiones del país.

Más tarde fue enviado al Archivo de Migración. Posteriormente, se desempeñó en oficios diversos. Fue empleado en una compañía que fabricaba llantas de hule, dirigió y coordinó diversas publicaciones para el Departamento Editorial del Instituto Nacional Indigenista.

La obra de Rulfo es breve, pero de gran calidad narrativa y ha sido traducida a numerosos idiomas.

En 1953, publicó El llano en llamas, que incluye diecisiete cuentos narrativos que giran todas en torno a la vida de los campesinos mexicanos.

En 1955, aparece Pedro Páramo, la única novela que escribió, y con ella surge Comala como el escenario donde se desatan las pasiones humanas.

En 1980 publicó la narración, concebida como guión cinematográfico, El gallo de oro. A partir de entonces, y aunque él mismo se encargó de anunciar la inminente publicación de nuevos libros, nunca volvió a hacerlo.

Sus libros le valieron reconocimiento mundial concretado en premios como el nacional de Letras (1970) y el Príncipe de Asturias de España (1983).

 En su novela Pedro Páramo relata la historia de Juan Preciado, quien luego de la muerte de su viaja a Comala para buscar a su padre (Pedro Páramo), al que no ha conocido. Cuando se acerca a su destino se encuentra con un lugar deshabitado, lleno de fantasmas, ánimas en pena de los que allí vivieron.

 A lo largo de su recorrido por el pueblo tendrá ocasión de conocer, a través de las conversaciones con estas ánimas en pena, el pasado colectivo de Comala y la historia de Pedro Páramo, el cacique que tanta importancia tuvo para que el pueblo se convirtiese en un mundo de muertos.

 Juan Preciado muere en Comala, pero desde su tumba continuará conversando con Dorotea, quien le seguirá informado del pasado de Comala.

 De las diversas historias que pueden identificarse en Pedro Páramo, destaca la historia del amor que el despiadado cacique siente por Susana San Juan, la única mujer que ama y a que no puede tener.

Es decir, hace todo lo posible por tenerla físicamente en su casa. Pero, ella está alienada, enferma y vive internamente, en sus sueños y alucinaciones con su amante muerto (Florencio). Ese amor que siente por Susana San Juan hace brotar en Pedro Páramo la parte más humana, escondida en su ser.

 Susana San Juan “una mujer que no era de este mundo”, enfebrecida de locura y de amor por un hombre que ya estaba muerto. Que en vida estaba ya sumergida en la fiebre y en los delirios.

 Cuando muere Susana San Juan, la Media Luna (nombre de la Hacienda de Pedro Páramo) estaba en silencio, se hablaba en voz baja y en Comala había fiesta; el jolgorio de la feria, las peleas de gallo. La música, el baile, el alcohol. Pedro Páramo juró vengarse del pueblo y dice: “Me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre”.

 Y cumple su palabra.