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Colapsa cúpula de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en CDMX

Colapsa cúpula de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en CDMX

Fermín Ramírez, 25 de septiembre de 2017

Ciudad de México.- Cerca de las cuatro de la tarde del domingo la cúpula de la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles, ubicada en la colonia Guerrero, de la ciudad de México, se colapsó entre una nube de polvo y el temor de los transeúntes del legendario barrio capitalino.

Afectado sensiblemente por el sismo del pasado 19 de septiembre el templo estaba cerrado al culto y totalmente desocupado, por lo cual no hubo pérdidas de vidas humanas ni lesionados, aunque su perímetro fue acordonado por elementos de protección civil del gobierno local.

La escuela primaria Italia, contigua a la iglesia, suspendió clases por tiempo indefinido.

El recinto religioso alberga la imagen de nuestra Señora de los Ángeles, que ha estado en el barrio desde hace 437 años, dando a los creyentes consuelo y fortaleza y a los no creyentes un significativo emblema cultural.

Entre la historia y el mito, las crónicas refieren que fue hacia 1580, cuando una pintura al óleo de Nuestra Señora de los Ángeles llegó arrastrada entre una corriente de agua y lodo, a causa de una de las frecuentes inundaciones que aquejaban a la capital virreinal, hasta el antiguo Coatlán, donde está ahora la colonia Guerrero.

El cacique indígena Tzayoque, la habría rescatado del lodazal y decidido construirle una ermita de adobe. No obstante, debido a que la imagen se hallaba muy maltratada, Tzayoque mandó repintar a la Virgen sobre el muro del altar. Su belleza, impactó a los indígenas, que empezaron a rendirle culto.

Desde entonces, la imagen ha resistido inundaciones, tolvaneras y sismos.

Fue en 1777 que la ermita fue reconstruida y en 1866 la Compañía de Jesús emprendió la edificación de la actual parroquia, que concluyó en 1890.

Luego de resistir el terremoto del 19 de septiembre de 1985, exactamente 32 años después la impávida imagen de Nuestra Señora de los Ángeles vio derrumbarse y hacerse añicos en el suelo la cúpula de su templo.