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Amnistía Internacional acusa a Siria por bombas racimo contra civiles

Amnistía Internacional acusa a Siria por bombas racimo contra civiles

Notimex, 30 de noviembre de 2017

Londres.- El régimen sirio está llevando a cabo ataques indiscriminados con bombas de racimo contra civiles en la región de Ghouta Oriental, en medio de un asedio contra rebeldes sirios, denunció la organización Amnistía Internacional (AI).

En un reporte, AI aseguró que al menos 10 civiles han perdido la vida en los últimos días por el creciente uso de municiones prohibidas de racimo, de fabricación rusa, en Ghouta oriental, cerca de Damasco, donde se vive una grave crisis humanitaria.

“El gobierno sirio está cometiendo crímenes de guerra en una escala épica en Ghouta oriental, utilizando su brutal estrategia, ya conocida, de asediar y bombardear a civiles”, subrayó Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia para Oriente Medio y el Norte de África de AI.

La organización entrevistó a varias personas que se encuentran bajo asedio en Ghouta Oriental, entre activistas y profesionales de salud, quienes describieron el grave deterioro de la situación que se vive en la zona desde el 14 de noviembre, cuando el gobierno intensificó sus bombardeos contra los rebeldes que controlan el enclave.

Junto a los testimonios, AI publicó varias imágenes compartidas por activistas en Ghouta oriental, en la que se muestran restos de municiones de racimo, utilizadas en varios ataques lanzados por las fuerzas sirias en los últimos 10 días, uno de ellos el 19 de noviembre.

En las imágenes se ven proyectiles con munición de racimo 3O8 de 240 milímetros (mm), de fabricación rusa, que contienen hasta 10 submuniciones, que según la organización Landmine and Cluster Munition Monitor, aparecieron por primera vez en Siria después de que Rusia empezara a lanzar ataques con misiles contra grupos antigubernamentales en septiembre de 2015.

AI recordó que estas armas están prohibidas por más de un centenar de países, a causa de su carácter indiscriminado y del enorme peligro que constituyen para la población civil.

“El gobierno sirio ha mostrado un cruel desprecio por la vida de cientos de miles de personas que viven en Ghouta oriental desde que comenzó su asedio a la zona a finales de 2012. Sin embargo, esta reciente es atroz esta escalada de ataques, dirigidos claramente contra civiles usando municiones de racimo prohibidas”, indicó Luther.

El representante de la organización defensora de los derechos humanos resaltó que actualmente hay unos 400 mil civiles que luchan por sobrevivir bajo bombardeos diarios en la zona, “a menudo un bombardeo cada hora, sin acceso a alimentos ni a atención médica”.

Los activistas dijeron a Amnistía Internacional que el gobierno sirio también había atacado zonas residenciales con cohetes improvisados y poco precisos, como por ejemplo los “cohetes elefante”, llamados así por el ruido característico que hacen al lanzarse.

Según el Centro de Documentación de Violaciones en Siria, grupo de observación local, 97 civiles murieron en ataques lanzados por tierra y aire por las fuerzas gubernamentales entre el 14 y el 26 de noviembre pasados.

AI entrevistó a dos personas que habían presenciado un ataque lanzado por fuerzas gubernamentales sirias con proyectiles de munición de racimo contra Al Quawtli, un barrio residencial densamente poblado cerca de la Gran Mezquita de Douma.

“Oí el lanzamiento del cohete porque la base militar está cerca. Luego vi claramente cómo caían pequeñas bombas atadas a paracaídas, y 10 segundos después retumbaron una serie de explosiones. Después de eso, el bombardeo continuó, pero el sonido era diferente”, indicó Mustafa, un voluntario del grupo Defensa Civil que lleva a cabo labores de rescate.

Fui al lugar del ataque, agregó, y vi a personas heridas tendidas en el suelo: mujeres, niños, niñas y hombres. “Varias murieron después a causa de sus heridas”, destacó y agregó que los misiles alcanzaron dos edificios residenciales alrededor de un mercado, que normalmente está muy concurrido, con niños jugando.

“En el lugar del ataque vi al servicio de defensa civil retirando el cadáver de una niña de unos seis años. Se llamaba Ghina. Su familia sobrevivió, pero ella no. Estaba en uno de los edificios que resultaron alcanzados. Por fortuna, el avión no alcanzó el mercado, porque si no habría habido más muertes”, indicó.

Desde que el gobierno sirio capturó en febrero de 2017 las zonas de Al Qaboun y Barze, que hacen frontera con el barrio de Harasta, en Ghouta Oriental, los túneles de contrabando que durante años garantizaron un suministro mínimo de comida, agua y materiales médicos para la población sitiada han sido cerrados.

A consecuencia de ello, la situación humanitaria en la zona se ha deteriorado rápidamente, y los precios de los alimentos han aumentado de forma exponencial, mientras los hospitales se esfuerzan por tratar a los pacientes pese a la falta de materiales.

“Quienes no están aquí piensan que exageramos, pero no lo hacemos. Apenas tenemos comida. Mi esposa y yo tuvimos que reducir a la mitad la cantidad de alimentos que comemos. Con los precios actuales, cuatro veces más altos que antes, es imposible comprar comida”, indicó Mustafa.

Según el informe sobre seguridad alimentaria publicado el 22 de noviembre por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a mediados de noviembre de 2017 un paquete de 700 gr de pan era 85 veces más caro en Ghouta Oriental que en Damasco, que se encuentra a tan sólo 15 kilómetros de distancia.

Amnistía Internacional lleva años pidiendo a todos los Estados que detengan de inmediato el uso, la producción, la transferencia y el almacenamiento de municiones de racimo, y que se sumen a la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008.