Xalapa, Veracruz, México, a sábado 20 de abril de 2024

Adictos padecen por truene con Facebook

Adictos padecen por truene con Facebook

Excélsior, 18 de octubre de 2013

Cortar con Facebook puede ser un proceso complicado, similar a dejar una relación tormentosa o la adicción al cigarro, de acuerdo con especialistas en psicología.

“Me quitaba mucho tiempo. A veces me ponía un poco celosa, y en general siempre estaba pensando en él, entonces decidí dejarlo”, confiesa Karina, ex usuaria de la red social.

Sin embargo, hay personas como Carolina, quienes no tienen tanta fuerza de voluntad. “Después de dejarlo por dos meses no aguanté más y tuve que volver. Estaba desesperada.”

Sin embargo, a Facebook tampoco le gusta dar por terminada una relación e insiste en querer saber los motivos por los cuales un usuario quiere cancelar su cuenta, por lo cual exige que se le dé una explicación congruente para hacerlo, por ejemplo tener otra cuenta o dedicarle demasiado tiempo a la red social, aunque también tiene la opción de “darse un tiempo” sin utilizarla.

Pero la red social también es un tanto rogona, comenta César, quien asegura que hace más de seis meses decidió cerrar su cuenta y al mes recibió un mensaje pidiéndole que lo  reconsiderara, porque si pasaban 14 días más la cuenta quedaría completamente eliminada.

Motivos para abstenerse

Las razones por las que un usuario decide salirse de la red social van desde los problemas que genera al momento de encontrar fotos o descubrir ciberinfidelidades, hasta vivir conectado a la red en espera de notificaciones.

En Estados Unidos, por ejemplo, una encuesta de la American Academy of Matrimonial Lawyers detalla que dos de cada diez divorcios involucraban a Facebook y que cada vez con mayor frecuencia se utilizan las fotos y mensajes comprometedores encontrados en los muros de la red como evidencia para terminar con la unión.

Otro estudio de la Universidad de Michigan afirma que también puede provocar infelicidad y frustración entre los usuarios.

Lo anterior, porque estar al pendiente de la vida de los otros genera sentimientos negativos en las personas, como rabia, celos o frustración.

Hay quienes van más allá. Douglas Rushkoff, analista de medios, sostiene que la red es casi un ente malévolo, pues con la información que le hemos otorgado “ Facebook y las compañías de investigación de mercado que compran datos pueden pronosticar cada vez más cosas sobre nosotros, desde productos que nos interesan hasta nuestra orientación sexual, pasando por nuestra tendencia a la desobediencia civil o, por qué no, al accionar terrorista”.

Así, “los verdaderos usuarios de Facebook son los empresarios que quieren influir en nosotros. Son los clientes que le pagan a Facebook. Nosotros, en cambio, somos el producto y somos sus empleados. Todas las horas que pasamos en nuestros perfiles son el trabajo no remunerado que explica el valor de las acciones de Facebook”, enfatizó.

Genera conflictos

Viviana de los Ríos, psicóloga de la Universidad Anáhuac México Sur, explica que estar en una red social permite saber de manera inmediata lo que sucede alrededor y elimina de cierta manera el sentimiento de incertidumbre.

“Vemos que ya genera broncas. Antes podías decir mentiras piadosas, por ejemplo, de no ir a una reunión, ahora ya no se puede. Eso genera mucha confrontación”, expone.

La especialista destaca que también genera ansiedad porque ante el aburrimiento o la falta de actividad muchas personas se conectan a Facebook y eso les genera bienestar, de forma que se vuelve un hábito difícil de romper cuando se quiere abandonar.

“Cuando tratan de dejarlo genera incertidumbre de saber qué pasa con los otros y de sentirse fuera de algo, porque también es un hecho que actualmente las invitaciones a eventos importantes se hacen por Facebook, ya nadie llama para invitarte”, asegura.

Por ello recomienda no caer en el “todo o nada”, sino hacer un replanteamiento de los contenidos y hasta de las personas que se quieren seguir con la finalidad de que no genere sentimientos negativos que pueden llevar a plantearse la idea de dejarlo.